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Entonces surge la pregunta: ¿dónde está el contenido? ¿Aún no está? Eso no es tan malo, hay copia ficticia al rescate. Pero peor aún, ¿qué pasa si el pez no cabe en la lata, el pie es demasiado grande para la bota? ¿O demasiado pequeño? Frases demasiado cortas, demasiados títulos, imágenes demasiado grandes para el diseño propuesto, o demasiado pequeñas, o que encajan pero no quedan bien.
Un cliente descontento por una razón es un problema, un cliente que está descontento pero no sabe por qué es peor. Lo más probable es que no haya habido colaboración, comunicación y puntos de control, que no se haya acordado o especificado un proceso con la granularidad necesaria. Se trata de una estrategia de contenidos mal planteada desde el principio. Si eso es lo que piensas, ¿qué te parece al revés? ¿Cómo se puede evaluar el contenido sin diseño? Sin tipografía, sin colores, sin maquetación, sin estilos, todas esas cosas que transmiten las señales importantes que van más allá de lo meramente textual, jerarquías de información, peso, énfasis, acentos oblicuos, prioridades, todas esas señales sutiles que también tienen atractivo visual y emocional para el lector.